Cacería de Brujas: el thriller que desnuda la era de la cancelación.
Por: Tonatiuh Escorcia
La película After the Hunt (Cacería de Brujas) es un thriller psicológico dirigido por Luca Guadagnino y protagonizado por Julia Roberts. En él se explora el riesgo y las consecuencias de una acusación de abuso dentro de un contexto universitario, tensando la delgada línea entre verdad, venganza y cancelación.
La música de Trent Reznor & Atticus Ross acompaña esa tensión como un latido interior.
Julia Roberts ofrece una actuación compleja: no es solo víctima ni juez, sino alguien atrapada en una tormenta moral que hasta se convierte en su espejo. En ella ves el miedo, la determinación, la culpa. El film pone en claro esa disrupción generacional: la generación Z con su lenguaje inmediato de justicia y cancelación, y generaciones anteriores que luchan con códigos rígidos, acusaciones y memoria. Aquí una mentira arde como gasolina, y una verdad mal manejada puede destruir vidas.
Lo que hace que este thriller funcione es su capacidad de reflejar lo incómodo que puede ser vivir en una era donde las palabras tienen poder letal. La generación Z —marcada por la cultura de la cancelación— exige coherencia, verdad, justicia social, pero también puede caer en exageraciones del lenguaje o en acusaciones impulsivas. Eso plantea un dilema moral: ¿qué ocurre cuando alguien acusa por despecho, por ira o por venganza?
Del otro lado está la generación de códigos más rígidos, que muchas veces han perpetuado injusticias invisibles. Un hombre puede abusar de una mujer y no enfrentarlo, o una mujer puede contar una versión que destruya la reputación de un hombre. Guadagnino no ofrece respuestas fáciles: muestra cómo el odio, la sospecha y la brecha generacional se alimentan entre sí.
La película obliga al espectador a preguntarse: ¿cómo distinguir una denuncia verdadera de una declaración explosiva sin fundamento? ¿Qué responsabilidad tienen testigos, medios, redes sociales? Esa ambigüedad es uno de sus aciertos más grandes.
After the Hunt no es un tratado moral. No te dice “esto es blanco” o “esto es negro”. Su fuerza radica en exponer el peligro de una acusación mal usada, pero también reconocer la necesidad de que haya justicia.
En una era donde cada palabra puede viralizarse, Guadagnino y Roberts nos recuerdan que detrás de cada acusación hay carne y hueso, memoria y vulnerabilidad. Es un thriller contemporáneo, incómodo, necesario, con dirección certera, actuación magistral y estética que no solo embellece, sino que grita en silencio.
Me hizo recordar casos famosos como el de Parra o Bravo, pero también ¿qué pasa con esos casos en las que no pasa nada y la víctima no recibe justicia?
La parte técnica de la película es impecable, la iluminación, el sonido y el manejo de la cámara te adentran a la profundidad del film. Te recomiendo ampliamente verla en el cine.